La vivienda social en el Perú es una política pública impulsada por el Estado para reducir el déficit habitacional y facilitar el acceso a una vivienda digna para familias de bajos y medianos ingresos. Este tipo de viviendas forma parte del programa Techo Propio y de los créditos del Nuevo Crédito Mivivienda, mecanismos que ofrecen bonos y financiamiento subsidiado para facilitar la compra, construcción o mejora de un inmueble.
Una vivienda social debe cumplir ciertos criterios establecidos por el Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento (MVCS). El metraje mínimo exigido varía según el programa, pero en líneas generales se establece un área no menor a 35 m², aunque muchos proyectos oscilan entre los 40 y 60 m², incluyendo espacios como sala-comedor, cocina, baño y dos o tres dormitorios.
El programa está dirigido principalmente a familias que no tienen vivienda propia ni terreno y cuyos ingresos mensuales no superan los S/ 3.715 para acceder al Bono Familiar Habitacional (Techo Propio). Para el Nuevo Crédito Mivivienda, los ingresos pueden ser mayores, pero se enfoca igualmente en sectores medios que requieren apoyo para adquirir una primera vivienda.
La accesibilidad a la vivienda social ha mejorado en la última década, pero aún enfrenta desafíos, especialmente en Lima, donde el costo del suelo y la expansión urbana dificultan el desarrollo de proyectos sostenibles en zonas céntricas. Aun así, existen diversos distritos en los que es posible adquirir vivienda social, como Ate, Carabayllo, Lurigancho-Chosica, San Juan de Lurigancho, Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, Pachacamac y Puente Piedra. Estas zonas concentran la mayoría de proyectos inmobiliarios promovidos por el Estado o con subsidio del mismo.
El MVCS y el Fondo Mivivienda son las principales entidades promotoras de estos programas, en coordinación con empresas constructoras que desarrollan proyectos bajo criterios técnicos y sociales. Además, cada cierto tiempo se realizan ferias de vivienda a nivel nacional, donde las familias pueden informarse, precalificarse y acceder a bonos.
La vivienda social es más que un subsidio: es una herramienta de inclusión y de desarrollo urbano que, bien gestionada, puede mejorar la calidad de vida de miles de peruanos. El reto ahora está en garantizar su sostenibilidad, ampliar su cobertura y acercarla a zonas mejor conectadas y con servicios públicos adecuados.